La ciudad de Madrid, con su vibrante mezcla de historia, cultura y modernidad, está considerada como uno de los mejores sets de rodaje para cineastas y responsables de grandes producciones. Las calles, plazas y monumentos ciertamente emblemáticos de la capital de España han servido de escenario para innumerables películas, por lo que no es extraño que haya lugares que incluso se hayan convertido en protagonistas por derecho propio. E incluso que se organicen rutas siguiendo las localizaciones donde fueron filmadas algunos de los mejores capítulos de nuestra filmografía.
El turismo de pantalla, una tendencia creciente en la industria de viajes, permite a los fanáticos de películas y series contemplar e inmiscuirse en localizaciones que son capaces de reconocer por haberlas visto en sus ficciones favoritas. Madrid, con una diversidad inmensa de paisajes urbanos, tanto clásicos como modernos, se yergue como un destino esencial para quienes practican este nuevo modo de hacer turismo.
En el presente artículo, la idea es realizar juntos un apasionante recorrido por los 8 lugares de cine más taquilleros de Madrid, describiendo en detalle cada ubicación y destacando las películas en las que aparecieron para seguir engrandeciéndose como iconos únicos de la ciudad.
El cartel luminoso de Schweppes en Gran Vía
No podíamos empezar de otro modo que acudiendo a la Gran Vía madrileña desde la Plaza de Callao y admirar el rótulo luminoso de Schweppes que corona el edificio Carrión desde 1972. Dicho cartel, diseñado por Luisa Álvarez, se ha convertido en un emblema cultural y, por supuesto, turístico de la capital. Declarado Bien de Interés Cultural en 2018, está considerado como un faro de vanguardia y punto de encuentro en la principal arteria urbana de la ciudad de Madrid. Aunque muchos, más de los que podamos imaginar, lo identificamos como el cartel sobre el que Santiago Segura se sostiene con las manos para evitar caer al vacío en la cinta de Álex de la Iglesia, “El Día de la Bestia” (1995). Dicho cartel se erige como un testigo mudo de la locura que envuelve a la ciudad en la víspera de Navidad, que es cuando se desarrolla toda la acción de la película.
La mítica escena de “El día de la bestia” con la Gran Vía de fondo / Vídeo Mercury Films
El cineasta bilbaíno ha apostado y sigue apostando por emplear a Madrid en muchos de sus trabajos. Hasta el punto de que Madrid Film Office ha publicado un folleto informativo con el Madrid de Álex de la Iglesia para seguir una extraordinaria ruta de localizaciones.
La Plaza Mayor
La Plaza Mayor de Madrid constituye uno de los lugares más visitados y fotografiados de la ciudad, por lo que resulta obvio que haya aparecido en numerosas películas a lo largo de los años. Esta plaza, con su genial arquitectura, su simetría y su ambiente siempre animado, ha servido como telón de fondo de múltiples producciones cinematográficas que han pretendido capturar la belleza y la vitalidad de Madrid. Así como representar tanto la riqueza histórica de la ciudad como su vida cotidiana.
La Plaza Mayor ha aparecido en películas que abarcan una amplia gama de géneros, desde dramas históricos hasta comedias, filmadas hace décadas y antes de ayer. ¿Quién no recuerda en “La gran familia” (Fernando Palacios, 1962) a un genial Pepe Isbert gritando con su singular voz afónica para buscar a su nieto Chencho, extraviado entre puestos navideños?
Nuestro director más internacional, Pedro Almodóvar, es sabido por su predilección por retratar Madrid en sus filmes. Y, aunque no siempre apuesta por los rincones más emblemáticos y predecibles, su cariño por la Plaza Mayor le llevó a rodar en ella para “Carne trémula” (1997) o “La flor de mi secreto” (1995). En esta última el cineasta grabó una escena cargada de romanticismo en plena madrugada, toda una confesión de amor en un escenario con siglos de antigüedad.
Pero no sólo aparece en cintas nacionales sino también internacionales como, por ejemplo, en “La lista (Deception)” (Marcel Langenegger, 2008), junto a otros muchos escenarios madrileños. En esta cinta protagonizada por Ewan McGregor y Hugh Jackman se puede ver al primero en la Casa de la Panadería, uno de los edificios principales y más reconocibles de la Plaza Mayor.
La plaza mayor, escenario de rodajes por excelencia / Madrid Film Office
No cabe duda de que la versatilidad de la Plaza Mayor como escenario la ha convertido en un lugar querido tanto por los cineastas como por los amantes del cine, quienes ansían revivir en carne propia las historias que han sucedido en esta localización.
Museo del ferrocarril (antigua estación de Delicias)
La antigua estación de Delicias, que ahora alberga el Museo del Ferrocarril de Madrid, ha sido un escenario impresionante en varias películas que buscan capturar la belleza y la historia del transporte ferroviario en España. Este majestuoso edificio, levantado a finales del siglo XIX, es un testimonio de la rica herencia ferroviaria del país y un lugar perfecto para ambientar producciones cinematográficas.
Las escenas filmadas en esta estación a menudo comparten similitudes en su enfoque visual debido a la disposición de los andenes y la naturaleza de las acciones representadas, como despedidas, reencuentros y abordajes de trenes. Ejemplos destacados de películas que han utilizado esta estación incluyen «El amor perjudica seriamente la salud» (1996) de Manuel Gómez Pereira, que presenta una emotiva despedida en la estación, y «Amantes» (1991) de Jaime Chavarri, que retrata la partida de una joven pareja desde este escenario.
En tres producciones cinematográficas internacionales y sobradamente conocidas, la estación de Delicias se transformó en diferentes ubicaciones que no representaban precisamente España. Aquí tres ejemplos. En «Pánico en el Transiberiano» (Eugenio Martín, 1972), la estación se convirtió en Pekín, mientras que «Nicholas and Alexandra» (Franklin J. Schaffner, 1971) la representó como San Petersburgo, y «Doctor Zhivago» (David Lean, 1965) la disfrazó como Moscú para ser testigo de la llegada de la prometida del protagonista y la partida de refugiados en medio de la Revolución Rusa.
Escena de “Los pacientes del doctor García” rodada en la estación de Delicias / Madrid FO / RTVE
Entre las últimas producciones de época en rodar en este escenario está la serie “Los pacientes del doctor García” (Joan Noguera, 2023), en la que la estación vuelve a los años 30 durante la guerra civil española.
Museo Chicote
Esta icónica coctelería de Madrid ha sido testigo de la presencia de lo más granado de la sociedad nacional e internacional. No sólo por servir por igual a políticos con ideologías enfrentadas. Chicote ha sido el lugar donde figuras literarias como Ernest Hemingway encontraron inspiración. Además, estrellas de cine como Ava Gardner, Grace Kelly y Sofía Loren, entregándose a confidencias y protagonizando fiestas caracterizadas como legendarias dentro de este emblemático establecimiento situado en el número 12 de la Gran Vía madrileña.
El Museo Chicote, inaugurado en 1931, es reconocido como la coctelería más emblemática de Madrid y ha servido como escenario de rodaje para películas como «Los abrazos rotos» (2019) de Pedro Almodóvar y la serie más reciente «Arde Madrid» (2018), dirigida por Paco León donde se encarga de narrar esa Madrid de los sesenta con la frenética vida nocturna de Ava Gardner en la ciudad. Su propietario, Perico Chicote, quien antes trabajaba como barman en el hotel Ritz, decidió abrir su propio negocio, convirtiéndolo en el punto de encuentro de lo más distinguido en política y entretenimiento en cada época.
Puerta del Sol
Este histórico enclave, punto de encuentro de vecinos y visitantes, y que marca los festejos de cada fin de año, es todo neurálgico sin el cual se comprendería la ciudad. Como no podía ser menos, se considera otro de esos lugares de referencia en la cinematografía española y en producciones internacionales que desean capturar la esencia y la vitalidad de Madrid.
Le da nombre, incluso, a una película con casi cien años de antigüedad. “El misterio de la Puerta del Sol”, filmada por Francisco Elías Riquelme en 1929, muestra la trama de dos aspirantes a actores para una película estadounidense que se ven envueltos, sin quererlo, en una sucesión de acontecimientos que les arrastrará hacia consecuencias insospechadas.
Mucho más reciente en el tiempo nos vamos de nuevo a la figura de Álex de la Iglesia, quien la mostró en plenitud en el trepidante inicio de “Las brujas de Zugarramurdi” (2013). Esta comedia negra, con elementos de terror y fantasía, se desarrolla en un contexto donde un grupo de ladrones se ve envuelto en una serie de eventos sobrenaturales y satánicos en el norte de España. Pero todo comienza con un atraco y la Puerta de Sol como telón de fondo.
Escena de “Las brujas de Zugarramurdi” en la puerta del Sol / Vídeo Mercury Films
“Que Dios nos perdone” (2016) de Rodrigo Sorogoyen también nos muestra la céntrica plaza y el popular cartel de Tío Pepe.
Pero estas no son las únicas ni las últimas.
Museo del Prado
A lo largo de su historia, el Museo del Prado, la pinacoteca por antonomasia, ha sido un escenario en varias películas. Desde “Cabrita que tira al monte” (F. Delgado, 1925), (adaptación cinematográfica de una obra de los hermanos Álvarez Quintero, en la que se muestra a la perfección la Puerta de Goya, pasando por “Último chantaje” (George Marshall, 1961) con los celebérrimos Rita Hayworth y Rex Harrison planeando el robo de «El dos de mayo» del propio Francisco de Goya y Lucientes.
“El pobre García” (Tony Leblanc, 1961) es una comedia española en la que el personaje interpretado por Tony Leblanc intenta trabajar como guía en el Museo Nacional del Prado.
Ya en 1998 Antonio Mercero rueda “La hora de los valientes” Manuel, un joven anarquista interpretado por Gabino Diego como celador en el Museo del Prado, se convierte en un héroe durante la guerra civil española en 1936 al rescatar el autorretrato de Francisco de Goya cuando se trasladan las obras de arte a Valencia. La película se desarrolla en el Madrid republicano y muestra la lucha diaria en medio de bombardeos, cartillas de racionamiento y la incertidumbre. La cita de Manuel Azaña, «El Museo del Prado es más importante para España que la monarquía y la república juntas,» resalta la importancia del museo en un momento crucial de la historia española.
“Goya en Burdeos” (1999) dirigida por Carlos Saura muestra fragmentos de la vida del pintor aragonés, incluyendo pesadillas mientras pintaba las obras negras de La Quinta del Sordo y la exhibición de las Majas en el Museo del Prado. Película que ofrece diversas perspectivas del Museo del Prado como escenario cinematográfico.
Complejo de Azca
Azca, el complejo financiero y comercial situado en el eje de la Castellana y calle Orense de Madrid, representa un enclave urbano de gran relevancia. Con su distintiva arquitectura de rascacielos, edificios modernos y multitud de callejones subterráneos, se ha convertido en un punto de referencia tanto para el mundo de los negocios como para la cultura cinematográfica. Su ubicación estratégica y su estética futurista lo han hecho propicio para rodajes de películas
Proyectos audiovisuales de distinta envergadura han tratado de aprovechar sus características para constituir un entorno visualmente atractivo para rodajes y, por tanto, narrar historias en la gran pantalla.
Sus túneles aparecen en cintas como “Historias del Kronen” (Montxo Armendáriz, 1995), mientras que se muestra de manera desde la azotea de la Torre Picasso en “Abre los ojos” (1997) de Alejandro Amenábar.
La cabina en el distrito de Chamberí
La película «La cabina» (1972), dirigida por Antonio Mercero, es otra de esas películas que dejaron huella en la sociedad española. La trama gira en torno a un hombre, cuyo papel interpreta José Luis López Vázquez, que queda atrapado en la cabina, y la película se desarrolla principalmente en este estrecho espacio. La elección de una cabina telefónica como escenario principal añade un elemento de claustrofobia y tensión a la película, convirtiéndola en un referente del cine de suspense y terror psicológico en España.
En homenaje a Mercero se instaló en 2021 en la calle Arapiles esquina a la plaza del Conde Valle Súchil, una réplica de la cabina de color rojo que se puede ver a pie de calle. Aunque, yo, por si acaso, no me metería dentro, que nunca se sabe.
Lo que sí es de sobra sabido es que la ciudad de Madrid ha dejado una huella imborrable en la memoria de los cinéfilos de todo el mundo, haciendo de él un destino cinematográfico de primerísima categoría.
Por José Miguel Redondo (El rincón de Sele)
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