Si eres de los que nunca dice que no a un buen western, España te ofrece más lugares de los que te imaginas para seguir las huellas de los rodajes que este género ha dejado en nuestro país.
Así que, súbete al caballo, sujeta las riendas y pica espuelas, porque vamos a recorrer España de punta a punta.
En el principio fue… Samuel Bronston
Nuestro viaje comienza en los años 50. Por aquel entonces, un productor de Hollywood (de origen europeo), llamado Samuel Bronston descubrió las bondades de la España de la posguerra como lugar de rodaje de grandes superproducciones. En 1959 compró los Estudios Chamartín, en Madrid, y comenzó la edad dorada de las producciones de Hollywood en España.
Bronston supo ver las ventajas de España frente a Italia, por entonces, el otro gran “Hollywood” europeo: los bajos costes de producción -por la relación entre la peseta y el dólar estadounidense-, la buena cualificación de los técnicos españoles y, sobre todo, el clima y la variedad paisajística del país, ideales para el rodaje en exteriores sin grandes desplazamientos.
Por todos estos factores, un joven cineasta italiano llamado Sergio Leone, eligió Madrid como escenario principal de su obra más personal: un western que rompía todas las reglas del género hasta la fecha y que suponía el nacimiento de un nuevo estilo de hacer cine. La película se llamaba “Por un puñado de dólares” y presentaba a un antihéroe, frío, duro y solitario, movido por el dinero, sin escrúpulos ni sentimientos. Lo que Leone no sabía por aquel entonces (1964) es que acababa de crear un género que sería conocido como el “spaguetti western” o “western europeo” y que tendría en España sus principales sets de rodaje durante los siguientes quince años.
Y luego llegó Sergio Leone
Pero las películas de Leone no sólo se hicieron famosas por ese nuevo tipo de personaje. La revolución temática y estética del realizador romano vino acompañada de otros factores. La violencia, los primerísimos primeros planos de los ojos de los personajes y la espectacular música de Ennio Morricone contribuyeron a crear una nueva edad dorada del género. Y Clint Eastwood, por supuesto. En 1964, el ahora laureado actor y director era casi un desconocido. Sólo tres años después, en 1966, era “el hombre sin nombre”, el icono del western y, para siempre, el rostro de los tipos duros de la gran pantalla.
Fotograma de “Por un puñado de dólares” rodado en Hoyo de Manzanares (Madrid) / Film Madrid
Volvamos a Leone. El director ya había rodado en Madrid algunas de las películas de los Estudios Bronston, por lo que conocía bien las facilidades que ofrecía el territorio para los rodajes. De ahí que eligiera dos provincias claves para filmar su primer western. “Por un puñado de dólares” se rodó íntegramente en Madrid y Almería. Hoyo de Manzanares, la Casa de Campo y Aldea del Fresno fueron las localizaciones madrileñas elegidas para recrear el pueblo donde transcurre la mayor parte de la acción. La escena inicial de la película, en cambio, se rodó en el Cortijo El Sotillo, en Almería. Ambos territorios recordaban perfectamente al Nuevo México presentado en la ficción.
Sólo un año después, Leone vuelve a España con su equipo y rueda la segunda parte de la que luego sería conocida como “La trilogía del dólar”. Para “La muerte tenía un precio” (1965), se eligió de nuevo Hoyo de Manzanares y Colmenar Viejo. Pero, además, Leone decidió construir un poblado en el Desierto de Tabernas (Almería). El éxito de “La muerte tenía un precio” fue descomunal. El estilo de Leone comenzó a ser imitado por numerosos cineastas. La industria europea comenzó a producir westerns de manera ingente, y la mayoría de estos títulos emulaban con mejor o peor tino las pautas del western del director italiano. Comenzaba así la historia de Almería como decorado de “pelis del oeste” y seguía la de Madrid como inesperado paisaje del oeste americano.
“El bueno, el feo y el malo” (1966) fue la última de las películas que consagraron a Leone, Morricone e Eastwood como referentes del western europeo. En esta ocasión, a los habituales decorados de Colmenar Viejo y Hoyo de Manzanares en Madrid, y al poblado de Tabernas en Almería, se unieron otras provincias: Granada y Burgos.
Viajar al “cercano oeste”
Madrid, Almería, Burgos… como decíamos, hay muchos lugares a los que dirigirte si quieres pisar territorio vaquero.
Leone fue el pionero en usarnos como plató para sus producciones, pero no el único. Durante las siguientes décadas, nada menos que 400 películas de este género fueron rodadas en nuestro país. Para muchos, los poblados almerienses y el desierto de Tabernas son el referente. Sin embargo, en la Comunidad de Madrid se llegaron a rodar más de 200 de estas producciones.
¿En serio se rodaron westerns en Madrid?
Pues sí. Y no sólo en numerosos municipios de la provincia, que ahora repasaremos, sino en la mismísima Casa de Campo. Para el que vaya ahora a este conocido recinto madrileño, será difícil imaginar por qué se llegaron a rodar películas del oeste allí. La respuesta es que, en los años 50, se construyó un conjunto de construcciones populares de diferentes tipologías alrededor de varios patios. Entre los edificios había casas, una bodega, una sinagoga, un pabellón de caza y hasta un molino. La idea era reproducir lo que entonces se conocía como Castilla La Nueva. Con el tiempo, el conjunto se fue rehaciendo y acabó conformando lo que ahora se llama Pabellón de Toledo. No dejes de visitarlo la próxima vez que te acerques a Madrid. Te sorprenderá.
Para preservar este increíble legado, Film Madrid ha elaborado cuatro rutas temáticas por los numerosos lugares de rodaje de todas estas producciones. Aunque no quede mucho en pie, vale la pena escaparse a esta zona y revivir lo que fue gracias a la magia de la tecnología.
Decorado de un rancho en La Pedriza (Madrid) / Film Madrid
A diferencia de otros lugares de España donde se conservaron los decorados originales de estas producciones, en Madrid apenas queda rastro de las mismas. El decorado más famoso de la época se llamaba “Golden City” y empezó siendo una calle con fachadas vacías. A medida que llegaron más italianos y estadounidenses, se construyeron interiores, un salón, varios abrevaderos para caballos, un fuerte y más tarde, incluso se abrió otro escenario que recreaba el Chicago propio del cine negro de los setenta.
Como decíamos, ya no queda nada en pie de toda aquella magia, pero… para eso está la realidad aumentada. En Hoyo de Manzanares han creado una app que permite escanear unas imágenes que muestran los decorados tal y como eran a tamaño real sobre el paisaje actual. Otro excelente referente para recrear la magia del viejo oeste madrileño es la web de “Colmenar Viejo, Tierra de Cine”.
Puedes aprovechar tu estancia en esta zona para acercarte a ver el magnífico castillo de Manzanares el Real (escenario habitual de rodajes de época) y disfrutar de la naturaleza más desconocida en el Parque de la Cuenca Alta del Manzanares. Hay sitios increíbles por descubrir, como la Cascada del Covacho, una ruta ideal para hacerla con toda la familia, igual que otras que se pueden hacer por la serranía madrileña en burro. Así sentirás una auténtica simbiosis con aquellas caravanas del Oeste.
En Burgos está el “cementerio de la colina triste”
Si te has quedado con las ganas de ver decorados reales y vivir una experiencia del lejano oeste, tranquilo. Hay otros lugares en España donde aún es posible recrear tus escenas favoritas.
Cartel del cementerio burgalés de Sad Hill / Burgos Film Commission
Un lugar del que solo los más aficionados han oído hablar está en el Valle de Mirandilla, cerca de Burgos. Se llama Sad Hill, y aquí se rodó nada menos que la escena final de “El bueno, el feo y el malo”. El decorado (visible a día de hoy) se construyó siguiendo los planos del escenógrafo Carlo Simi, recreando un magnífico cementerio circular con más de 5.000 tumbas colocadas en un sistema de círculos y radios concéntricos que rodean una plaza central adoquinada. Desde que se restauró en 2016, se ha convertido en un lugar turístico popular entre los amantes del western europeo. Lo saben bien los responsables de Burgos Film Commission, muy involucrados en el proyecto de recuperación a través de la Asociación Cultural Sad Hill. Más que recomendable es ver la película de Guillermo de Oliveira (director del Almería Western Film Festival) “Desenterrando Sad Hill” (2018), todo un homenaje al género.
En el entorno de Sad Hill te recomendamos parar en el Monasterio de Santo Domingo de Silos y en el precioso pueblo de Covarrubias. Y, ya que estás, date una vuelta por su capital, repleta de dos de las cosas que más llenan el alma del viajero: arte y gastronomía. Una de las mejores catedrales góticas del mundo, los yacimientos de Atapuerca y el Museo de la Evolución Humana, los monasterios de Las Huelgas y Miraflores… difícil elegir. Y, por supuesto, prueba alguna de sus famosas morcillas, su mítico lechazo al horno y sus renombrados vinos de Ribera de Duero.
Almería, por supuesto
Pero si hay un lugar de España donde se puede vivir con todo lujo de detalles una experiencia de western, está en el Desierto de Tabernas, en Almería.
A diferencia de otros decorados de cine que se construyeron y se desmontaron, el poblado que construyó Sergio Leone para el rodaje de “La muerte tenía un precio” aún se conserva, con el nombre de Oasys Mini Hollywood. Hasta mediados de los 70 fue una localización clave para todos los westerns rodados en nuestro país, al igual que otros lugares: Western Leone y Fort Bravo. Los tres sobreviven y están en plena forma. Se han convertido en parques temáticos y en todos ellos se pueden ver espectáculos y realizar actividades que nos harán revivir la edad dorada del western europeo.
Oasys Mini Hollywood a día de hoy: un viaje al pasado sin salir de Almería / Oasys Mini Hollywood
Además de tener una experiencia de cine si te dejas caer por allí, los que fueron antiguos decorados con solera se siguen utilizando como plató de cine. Gracias a la labor de Andalucía Film Commission, sólo desde 2016 Almería ha acogido los rodajes de: “Assassin’s Creed” (2016), “The Sisters Brothers” (2018), “Terminator: destino oscuro” (2019), “Black Mirror” (2017), “Penny Dreadful “(2016) y “Extraña forma de vida” (2022), la última de Pedro Almodóvar.
Para completar la experiencia, el Cabo de Gata, la playa de Mónsul y las Dunas de Níjar, otras conocidas localizaciones de rodajes, están a tiro de bala de los tres poblados. Una más que recomendable idea para sorprender a cualquier amante del género.
Almería Western Film Festival
Pero, sin duda, una de las mejores maneras de disfrutar del cine del oeste en España es acudir al Almería Western Film Festival. Este evento, que celebra en 2023 su edición número 13, reúne todos los años en Tabernas a profesionales, amateurs y público en general. Además de premiar a cortos y largos del género, ofrece un sinfín de experiencias inolvidables para los amantes del western.
El Almería Western Film Festival es una cita ineludible para los fans del género / AWFF
Esplugues del Llobregat: el western con acento catalán
¿En Cataluña también hubo decorados de western? Pues sí, y además con carácter permanente. Con el muy patrio nombre de “Esplugas City”, el poblado del oeste catalán se levantó en 1964 y sirvió para rodar algunas escenas de “Por un puñado de dólares”.
Resulta que los estudios cinematográficos Balcázar necesitaban un espacio para rodar los exteriores y este primer poblado artificial tuvo una extensión de 10.000 metros cuadrados. Al cabo de un tiempo, tuvo que ser trasladado a la Mallola de Esplugues ya que debía construirse una autopista, pero la simulación de un poblado del lejano oeste volvió a ser logradísima.
Entre los años 1964 y 1972 se rodaron allí unas 60 películas, como “Pistoleros de Arizona” o “Una pistola para Ringo”. Cuando empezó la decadencia del género, ya en los 70, los dueños se plantearon reutilizarlo como parque temático, pero el proyecto no llegó a llevarse a cabo porque las autoridades del momento ordenaron su demolición. Eso sí: la mítica “Esplugas City” tuvo un final digno del cine: fue dinamitada en la última escena rodada de su última película, “Le llamaban calamidad”; una escena en la que unos bandoleros destrozan el pueblo y que sirvió para poner punto y final a la relación entre el spaghetti western y el suelo catalán.
Navarra y Aragón: porque el Oeste no sólo es desierto
Aunque no es uno de los géneros que más se cultivan en el siglo XXI, el western sigue vivo en España. En 2018, el director francés Jacques Audiard, rodó “The Sisters Brothers” en el norte de nuestro país. En este caso se trataba de recrear el frondoso paisaje de Oregón (USA), y los preciosos bosques del Pirineo navarro y aragonés sirvieron como escenario para las andanzas de Joaquim Phoenix y George C. Reilly.
Un entorno espectacular y muy poco habitado en el que el aire puro, las aguas cristalinas y los bosques interminables se alternan con pequeños y encantadores pueblos medievales en los que descansar y comer las delicias de la zona. Algo que saben muy bien los responsables de Aragón Film Commission y Navarra Film Commission, encargados de ofrecer los mejores rincones de su territorio para la producción.
Algunos de los lugares a visitar en Navarra son Otsagabia, Orbaizeta, Orreaga-Roncesvalles, Auritz -Burguete, Aribe o cualquiera de los pueblos del Valle del Arce. Y, en Aragón, la Comarca de la Hoya (Huesca), y el Parque Natural de los Valles Occidentales situado en la Comarca de la Jacetania.
Rodaje de “The Sisters Brothers” en la Selva de Oza (Aragón) / Aragón Film Commission
Por cierto que, cuando el equipo de “The Sisters Brothers” se alojó en esta zona, lo hizo en casas rurales del entorno. Fernando Victoria, productor de cine que colaboró en el proyecto, cuenta que Jake Gyllenhall aprovechaba los descansos para hacerse una escapada a San Sebastián y disfrutar de la playa y los restaurantes, mientras que George C. Reilly recorrió gran parte del norte de España en coche. Dos buenas ideas para completar unas vacaciones por la zona.
La BBC y Castilla (la Vieja y la Nueva)
El último ejemplo de historia del lejano oeste americano filmado en España es, incluso, más reciente. “The English” (2022), una producción de la BBC, Drama Republic y Amazon, protagonizada por Emily Blunt, se rodó en las provincias de Ávila, Segovia, Madrid y Toledo. Disponible en la plataforma de streaming, puedes hacerte un maratón este mismo fin de semana.
Aunque los escenarios de la serie son más bien de estepa castellana (americana en la ficción), la provincia de Ávila es una de las más frondosas y espectaculares de España. En el Valle del Tiétar, la Sierra de Gredos, el Valle Alberche y la Laguna del Duque podrás disfrutar de algunos de los paisajes más increíbles que te imagines. Barranquismo, senderismo, ciclismo, tiro con arco, pesca, equitación… la lista de actividades da para repetir escapada tras escapada.
Por no hablar de la riqueza monumental que albergan sus pueblos y, sobre todo, su milenaria capital, que contiene un muestrario arquitectónico que abarca los últimos veinte siglos. Sin olvidar que, como en cualquier rincón de nuestra geografía, la gastronomía es un atractivo por sí solo. Desde las míticas yemas de Santa Teresa hasta sus famosas carnes (de las mejores del país), pasando por sus sopas y cocidos, te harán desear volver.
Por todas estas razones, tanto Emily Blunt como el resto del equipo de “The English” estuvieron encantados durante su estancia en esta provincia castellana (a pesar del calor y los corsés propios del siglo XIX), como nos cuentan desde Ávila Film Office. La actriz británica fue nombrada Embajadora Honoraria de Spain Film Commission precisamente durante el rodaje de la serie.
Emily Blunt durante el rodaje de “The English” / BBC y Amazon Studios
Ni que decir tiene que la provincia de Segovia tiene tanto que ofrecer que es difícil resumirlo, pero lo intentamos en seis “tips”: acueducto romano, palacio real, frondosos bosques, castillos medievales, pueblos empedrados y ¡cochinillo!. De todas las opciones que ha ofrecido y ofrece para los rodajes se encargan los responsables de Segovia Film Office. En la capital segoviana existe una ruta de cine que muestra toda esa historia.
Más difícil todavía (si eso es posible) nos lo pone la provincia de Toledo. Sólo la capital, ciudad única en la que se conservan las huellas arquitectónicas y culturales de las tres religiones que convivieron en ella durante siglos, se pueden plantear mil y una rutas. Pero en su provincia las rutas se multiplican según aquello que al viajero le apetezca más. Hay naturaleza, bodegas, gastronomía, arquitectura y fiestas populares para todos los gustos. Para elegir localizaciones entre tanta variedad está Castilla-La Mancha Film Commission, guiando a las muchas producciones que eligen su territorio para rodar.
Así pues, tanto si eres un fan del género como si buscas una manera diferente de recorrer España, esperamos que todas las rutas que te proponemos te hayan dado ideas para una divertida escapada con amigos o en familia.
Y recuerda: España ha sido y sigue siendo, territorio “Far West”, así que ¡Vive lo que ves!
Por María Parcero
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